RAMANA MAHARSHI: A MORTE DA PERSONA
Disponiendo los pensamientos por orden de su valor, el pensamiento «yo» es el más importante. La idea o pensamiento de una personalidad es también la raíz o el brote de todos los demás pensamientos, puesto que cada idea o pensamiento surge solamente como el pensamiento de alguien y no se conoce que exista independientemente del ego. El ego por lo tanto exhibe actividad de pensamiento. La segunda y la tercera persona (él, tú, eso, etc.) no aparecen excepto a la primera persona (yo). Por lo tanto surgen solamente después de que aparece la primera persona, de modo que las tres personas parecen surgir y sumergirse juntas. Siga entonces el rastro de la causa última del «yo» o personalidad.¿De dónde surge este «yo»?. Búsquelo dentro; entonces se desvanece. Esto es la gesta de la sabiduría. Cuando la mente investiga incesantemente su propia naturaleza, transpira que no hay ninguna cosa tal como la mente. Esto es la vía directa para todos. La mente es meramente pensamientos. De todos los pensamientos el pensamiento «yo» es la raíz. Por lo tanto la mente es solamente el pensamiento «yo».El nacimiento del pensamiento «yo» es el propio nacimiento de uno, su muerte es la muerte de la persona. Después de que ha surgido el pensamiento «yo», surge la identidad errónea con el cuerpo. Deshágase del pensamiento «yo». Mientras «yo» está vivo hay aflicción. Cuando «yo» deja de existir no hay ninguna aflicción
RAMANA MAHARSHI: ACABE COM O DESEJO
Interlocutor: Espero que, por el deseo de entregar constantemente, se experimente una Gracia creciente.Maharshi: Entréguese de una vez por todas, y acabe con el deseo. Mientras se retiene el sentido de ser el hacedor, hay el deseo; eso es también la personalidad. Si ésta desaparece, se encuentra que el Sí mismo brilla puro.El sentido de ser el hacedor es la esclavitud y no las acciones mismas.«Sed quiescentes y sabed que Yo soy Dios». Aquí la quiescencia es entrega total sin ningún vestigio de individualidad. La quiescencia prevalecerá y no habrá ninguna agitación de la mente. La agitación de la mente es la causa del deseo, del sentido de ser el hacedor, y de la personalidad. Si eso es detenido hay quiescencia. Ahí «Conocer» significa «Ser». No es el conocimiento relativo que implica la triadas del conocimiento, el sujeto y el objeto.
RAMANA MAHARSHI: SOBRE O SI MESMO
evoto: ¿Cuáles son los obstáculos que impiden la realización del Sí mismo? ... Maharshi: Los hábitos de la mente (vasanas). CONVERSACIONES: Tomo I 7 de enero de 1935
Devoto: ¿Cómo vencer los hábitos mentales (vasanas)? ... Maharshi: Realizando al Sí mismo. CONVERSACIONES: Tomo I 7 de enero de 1935Devoto: Eso es un círculo vicioso. ... Maharshi: Es el ego el que suscita esas dificultades creando obstáculos, y después sufre la perplejidad de las aparentes paradojas. Encuentre quién hace las preguntas y el Sí mismo será encontrado. CONVERSACIONES: Tomo I 7 de enero de 1935Devoto: ¿Cuánto tiempo le llevará a uno obtener eso? ... Maharshi: ¿Por qué desea saberlo? Devoto: Para darme esperanza. ... Maharshi: Ese deseo es un obstáculo. El Sí mismo está siempre aquí, no hay nada sin él. Sea el Sí mismo, y los deseos y las dudas desaparecerán. Ese Sí mismo es el presenciador en los estados de sueño profundo, de sueño con sueños y de vigilia. Estos estados pertenecen al ego. El Sí mismo trasciende al ego. ¿No existía usted en el sueño profundo? ¿Sabía usted entonces que estaba dormido o que no era consciente del mundo? Sólo en el estado de vigilia usted describe la experiencia del sueño profundo como inconsciencia; por consiguiente, la consciencia cuando usted está dormido es la misma que cuando usted está despierto. Si usted sabe qué es esta consciencia de la vigilia, conocerá la consciencia que presencia los tres estados. Esta consciencia puede ser encontrada buscando la consciencia como ella era en el sueño profundo. CONVERSACIONES: Tomo I 7 de enero de 1935Devoto: Es un vacío. ... Maharshi: ¿Para quién es el vacío? Encuéntrelo. Usted no puede negarse a sí mismo nunca. El Sí mismo es siempre y continúa en todos los estados. CONVERSACIONES: Tomo I 7 de enero de 1935Devoto: Así pues, debo receder a la fuente de los pensamientos. ... Maharshi: Exactamente; de esa manera, los pensamientos desaparecerán y sólo quedará el Sí mismo. De hecho, para el Sí mismo no hay ningún adentro ni ningún afuera. Todo eso son también proyecciones del ego. El Sí mismo es puro y absoluto. CONVERSACIONES: Tomo I 7 de enero de 1935Devoto: Esto se comprende sólo intelectualmente. ¿No es el intelecto una ayuda para la realización? ... Maharshi: Sí, hasta una cierta etapa. Pero aún así, comprenda que el Sí mismo trasciende el intelecto - el intelecto debe desvanecerse para obtener el Sí mismo. CONVERSACIONES: Tomo I 7 de enero de 1935Devoto: ¿Ayuda mi realización a otros? ... Maharshi: Sí, ciertamente. Es la mejor ayuda posible. Pero no hay ningún otro a quien ayudar. Pues un ser realizado ve el Sí mismo de la misma manera que un orfebre aprecia el oro en diversas joyas. Sólo cuando usted se identifica con el cuerpo, las formas y las figuras están aquí. Pero cuando usted trasciende su cuerpo, los otros desaparecen junto con su consciencia corporal. CONVERSACIONES: Tomo I 7 de enero de 1935Devoto: ¿Ocurre eso también con las plantas, los árboles, etc.? ... Maharshi: ¿Existen ellos aparte del Sí mismo? Averígüelo. Usted piensa que los ve. El pensamiento es proyectado desde su Sí mismo. Encuentre de dónde surge. Los pensamientos cesarán de surgir y sólo quedará el Sí mismo. CONVERSACIONES: Tomo I 7 de enero de 1935Devoto: Yo comprendo teóricamente. Pero todavía están aquí. ... Maharshi: Sí. Es como una función de cine. Hay la luz en la pantalla y las sombras que pasan rápidamente impresionan a la audiencia con la puesta en acto de alguna obra. Similarmente, será también así si en la misma representación se muestra también un público. El veedor y lo visto estarán entonces sólo en la pantalla. Aplíquese esto a usted mismo. Usted es la pantalla, el Sí mismo ha creado al ego, el ego tiene sus acrecencias de pensamientos que se muestran como el mundo, los árboles, las plantas, etc., sobre los cuales usted está preguntando. En realidad, todos éstos no son nada sino el Sí mismo. Si usted ve al Sí mismo, encontrará que todo es lo mismo, por todas partes y siempre. No existe nada más que el Sí mismo. CONVERSACIONES: Tomo I 7 de enero de 1935Devoto: Sí, aunque comprendo sólo teóricamente. Sin embargo, las respuestas son simples, bellas y convincentes. ... Maharshi: Incluso el pensamiento, «yo no comprendo» es un obstáculo. De hecho, sólo el Sí mismo es. CONVERSACIONES: Tomo I 7 de enero de 1935Se le leyó la respuesta enviada a Riga. En su presencia se repitieron cantos de La Verdad Revelada, del Maharshi, y los Vedas. Él consideró magníficas las recitaciones. Volvió la tarde siguiente, y para asombro de los demás, la noche anterior tuvo una experiencia que repitió al Maharshi. Fue que había visto algo como una luz eléctrica dentro de sí mismo en el centro del corazón, en el lado derecho. Además, agregó que había visto al sol brillando por dentro. El Maharshi sonrió un poco y entonces hizo que se le leyera una traducción del Atmavidya (El Conocimiento del Sí mismo), donde está el dicho críptico de que la realización consiste en llegar al Atman (el Sí mismo) que es la expansión de la consciencia (chidvyoman), para distinguirla de la mente, que es la expansión de chittavyoman. Esta explicación llamó la atención del visitante. CONVERSACIONES: Tomo I 19 de enero de 1935En lo que concierne a la pregunta sobre las almas de los difuntos, mientras un hombre se identifique con su cuerpo grosero, el pensamiento materializado como manifestaciones groseras debe ser real para él. Debido a la imaginación de que su cuerpo ha sido originado de otro ser físico, el otro existe tan verdaderamente como su propio cuerpo. Habiendo existido aquí una vez, ciertamente sobrevive a la muerte, debido a que la descendencia está aún aquí y siente que ha nacido de ese otro. Bajo estas circunstancias, el otro mundo es verdadero; y las almas de los difuntos se benefician de las plegarias que se ofrecen por ellos. Por otra parte, considerado de una manera diferente, la Única Realidad es el Sí mismo de quien ha brotado el ego que contiene dentro de sí mismo las semillas de las predisposiciones adquiridas en nacimientos anteriores. El Sí mismo ilumina el ego, las predisposiciones y también los sentidos groseros, de modo que las predisposiciones aparecen a los sentidos como si se hubieran materializado como el universo, y devienen perceptibles para el ego, el reflejo del Sí mismo. El ego se identifica con el cuerpo, y así pierde la visión del Sí mismo, y el resultado de esta inadvertencia es la oscura ignorancia y la miseria de la vida presente. El hecho de que el ego surja del Sí mismo y que lo olvide es el nacimiento. Así pues, puede decirse que el nacimiento del individuo ha matado a la madre. El deseo presente de recuperar a la propia madre es, en realidad, el deseo de recuperar al Sí mismo, que es lo mismo que realizarse a uno mismo, o la muerte del ego; esto es entregarse a la madre, para que ella viva eternamente. CONVERSACIONES: Tomo I 19 de enero de 1935El Maharshi leyó entonces, de la versión tamil del Yoga Vasistha, la historia de Dirga Tapasi, que tenía dos hijos, Punya y Papa. Después de la muerte de los padres, el menor se lamentaba de la pérdida, mientras el mayor le consolaba como sigue: «¿Por qué lamentas la pérdida de nuestros padres? Yo te diré dónde están; están sólo dentro de nosotros mismos, y son nosotros mismos. Pues la corriente de la vida ha pasado a través de innumerables encarnaciones, nacimientos y muertes, placeres y dolores, etc.; de la misma manera que la corriente de agua de un río fluye sobre rocas, hoyos, arenas, elevaciones y depresiones en su curso y, sin embargo, la corriente no es afectada por ello, así también, los placeres y dolores, los nacimientos y las muertes, son como ondulaciones en la superficie de esa apariencia de agua en el espejismo del ego. La única realidad es el Sí mismo, desde donde aparece el ego que corre a través de los pensamientos que se manifiestan como el universo, y en el que aparecen y desaparecen las madres y los padres, los amigos y los parientes. Ellos no son nada sino manifestaciones del Sí mismo, por lo que los padres de uno no están fuera del Sí mismo. Así pues, no hay ninguna razón para lamentarse. Apréndelo, realízalo, y sé feliz». CONVERSACIONES: Tomo I 19 de enero de 1935